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BARRIO DE SANTA CRUZ, CALLES, PLAZAS Y RINCONES LLENOS DE BELLEZA (III)

Nuestro recorrido por las calles de uno de los barrios más emblemáticos de Sevilla, el de Santa Cruz, termina esta semana con un paseo por algunas de las calles y plazas que le dan a este entorno su singularidad y belleza, mientras descubrimos algunos de los edificios más emblemáticos. Un barrio que, además de estar muy cerca de nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla, tiene a su lado algunos de los monumentos más destacados de la ciudad, como el Real Alcázar, la catedral y su maravillosa Giralda y el Archivo de Indias.

Destacando por su simpleza, la calle de las Cruces es otro de los lugares que no debemos dejar de visitar tras disfrutar de un apartamento turístico ubicado en un edificio diseñado en la primera década del siglo XX por el arquitecto Aníbal González. Se trata de una plaza que destaca por su discreción y cuyo emblema son las tres cruces de forja sobre columnas de mármol, lo que se conoce con un ‘calvario’, que la presiden.

Y no son los únicos emblemas cristianos que encontramos, ya que en la fachada de la casa que hace esquina con la calle Ximénez de Enciso hay incrustadas dos cruces de madera, colocadas allí alrededor del siglo XV y convirtiéndose en un signo de identidad del barrio. En 1868 fueron trasladadas al Hospital de los Venerables, para regresar a su primigenia ubicación a mediados de los años 50 del pasado siglo.

La calle Fabiola, que conserva un fragmento de una de las antiguas murallas interiores de la ciudad con unas ruedas de molino incrustadas de las que hablaremos más tarde, recibe su nombre del título de la conocida novela ‘Fabiola’, escrita por el cardenal Nicholas Patrick Wiseman, obispo de Westminster, en 1854. En la casa-palacio que hoy es sede de la Fundación José Manuel Lara, en el número 5 de esta calle, nació este religioso británico, una vez que allí residía su familia. El adoquinado de su calzada y sus irregulares y estrechas aceras parecen trasladarnos al pasado de una ciudad que, tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, se convirtió en uno de los centros económicos y culturales más importantes de Europa.

El Callejón del Agua es una de esas calles que dotan de un singular atractivo al barrio de Santa Cruz, al que podemos llegar dando un paseo desde nuestro apartamento turístico con encanto en Sevilla. Este trazado que transita pegado a la muralla de la ciudad, antes conocido como Muro del Agua, ya que a través de dos tubos incrustados (aún visibles) en la muralla llegaba desde los Caños de Carmona el agua para las estancias y para regar los jardines del Real Alcázar. Tiene una longitud de 140 metros, y se extiende desde la plaza de Alfaro hasta la calle Vida.

Durante nuestro paseo, caminaremos en algún tramo por un túnel cerrado en su parte superior por estructuras metálicas que sirven para albergar un buen número de plantas de tipo enredaderas. Y descubriremos un rincón mágico, abierto a la luz del sol, que alberga una fuente incrustada en la muralla. A la altura del número 2 hay una estatua de Washington Irving que nos recuerda que, en ese edificio, que cuenta con uno de los patios floridos más fotografiados de la ciudad, vivió mientras escribía ‘Los Cuentos de la Alhambra’. Y muy cerca se halla también el balcón más fotografiado de la ciudad, el conocido como Balcón de Rosina. Un balcón al que, según cuenta la tradición, se asomaba Rossini para escribir su famosa ópera, ‘El Barbero de Sevilla’.

Entre sus edificios religiosos más emblemáticos están la parroquia de Santa Cruz, finalizada en el siglo XVIII y que fue iglesia del convento del Espíritu Santo, de los clérigos regulares menores. Se encuentra en la calle Mateos Gago, aunque tiene otro acceso por la plaza de la Escuela de Cristo; y el Convento de Madre de Dios de la Piedad, declarado monumento histórico-artístico en 1971 y en el que destacan el gran retablo mayor, de finales del siglo XVII y presidido por la Virgen del Rosario, y el impresionante artesonado mudéjar que cubre la iglesia. Fue fundado por la reina Isabel la Católica para la orden de las dominicas.

La visita a este convento, al que llegaremos desde nuestro apartamento turístico de lujo en Sevilla, es un plan único para los golosos. En su obrador, las monjas preparan deliciosos y exquisitos dulces como la Hija de la Giralda, bocaditos árabes, naranjitos sevillanos, cordiales, yemas de batata, almendrados, bocaditos de almendra, bienmesabe, dátiles rellenos de mazapán, perrunillas, dulces de leche y empanadillas rellenas de boniato o cidra con aroma de aguardiente.

Una de las curiosidades que descubrimos en el barrio, y que ya hemos mencionado antes, son las ruedas de molino adosadas en la parte baja de algunas fachadas. Podrían parecer un simple adorno, pero no es así. Al tratarse de un espacio con calles muy estrechas, el paso de los carruajes en el siglo XVI provocaba muchos desperfectos al golpear sus grandes ruedas contra las paredes. Para evitar este problema se colocaron esas grandes piedras circulares que en su tiempo sirvieron para obtener harina de trigo.

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