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CASA PILATOS (Siglo XVI) EL PALACIO PRIVADO MÁS GRANDE DE SEVILLA

La visita de esta semana tiene como destino el palacio privado más grande de la ciudad, considerado el mejor edificio nobiliario andaluz y un extraordinario ejemplo de la arquitectura sevillana llevada a cabo durante el siglo XVI. Un tiempo en el que se construyeron algunos de los edificios más importantes y emblemáticos del centro histórico, tales como la catedral (terminada en 1506), la remodelación de la Giralda con la incorporación del campanario y el Giraldillo (1560-1568), el Ayuntamiento (1527-1564), el Hospital de las Cinco Llagas (1544-1601), la Iglesia de la Anunciación (1565-1578) … A corta distancia de nuestro apartamento turístico en Sevilla y, por tanto, muy cerca del espacio turístico que forman la ya mencionada catedral, el Real Alcázar, el Archivo de Indias, la Torre del Oro y el barrio de Santa Cruz, se encuentra la Casa Pilatos.

Debe este nombre al viaje que Fadrique Enríquez de Ribera hiciera a Jerusalén en 1519. Hijo de los impulsores de su construcción en 1483, Pedro Enríquez de Quiñones y su esposa Catalina de Ribera, Adelantados Mayores de Sevilla, descubrió en Tierra Santa que la distancia que separaba la casa de Poncio Pilatos, donde Jesús de Nazaret es condenado a morir en la cruz, hasta el lugar donde se cumpliría la sentencia, el monte Gólgota, había la misma distancia que entre el palacio sevillano y la Cruz del Campo, un humilladero medieval en cuyo interior existía una modesta cruz de madera que, más tarde, sería sustituida por una de piedra, al mismo tiempo que se le añadía un templete mudéjar. A su regreso, se trazaría un vía crucis de 12 estaciones entre ambos puntos.

La intensa relación que los linajes de Enríquez y Ribera mantienen con Italia provocaría que el palacio se convirtiera en el punto de entrada de las formas y gustos del Renacimiento en nuestra ciudad, donde nos alojaremos en un apartamento turístico ubicado en un inmueble histórico obra del gran arquitecto Aníbal González. Posteriores reformas, a mediados del siglo XIX, le añadirán un toque de romanticismo, completando una fisonomía que aglutina de manera armoniosa los estilos gótico-mudéjar, renacentista y romántico.

El palacio está ubicado en el centro histórico, mismo espacio donde se halla nuestro apartamento turístico de lujo para toda la familia, y su visita es una de las actividades que no debería perderse ningún visitante de Sevilla. En su interior encontramos un patio principal, de forma cuadrangular, que reúne a la perfección en su arquitectura y decoración los tres estilos artísticos antes mencionados. Su suelo es de mármol con figuras geométricas y en el centro cuenta con una fuente, también de mármol, que Fadrique adquirió en Génova. En dos de las esquinas pueden verse sendas estatuas de la diosa Palas, una de las deidades griegas más importantes. También cuenta alrededor con 24 bustos de importantes figuras de la historia.

La Capilla de la Flagelación, considerada la estancia más antigua del palacio, es un claro ejemplo de la fusión que supuso el mudéjar entre los lenguajes del arte cristiano y musulmán. Cuenta con el atractivo de contemplar el único zócalo de azulejos del palacio y uno de los pocos de Sevilla, ciudad en la que estamos alojados en un apartamento turístico en el centro histórico, elaborado con la técnica de cuerda seca (el azulejo adquiere un efecto visual de relieve, aunque en realidad es completamente liso). Sobre el altar aparece una representación del Buen Pastor, pieza paleocristiana del siglo IV. Y el centro, el objeto que le da nombre, una columna que la tradición identifica como la de la flagelación de Jesucristo.

Aunque es posible que tengamos ganas de regresar a la comodidad de nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla, nuestro siguiente destino en la visita es el Salón del Pretorio, construido en el siglo XVI, a causa de la ampliación renacentista del patio. Conserva todos sus elementos originales, tales como la carpintería de taracea mudéjar en la que aún se aprecian restos de la antigua policromía. Los muros están cubiertos con azulejos decorados con la técnica de cuenca y arista, predominantes también en el resto del complejo palaciego que, con 150 diseños diferentes, cuenta con la mayor y mejor colección de estas piezas.

El único jardín existente hoy en día en el inmueble estuvo en su día dividido en dos más pequeños, separados por unas construcciones que por su escaso valor acabaron siendo derribadas. El palacio contaba con lo que se denominaba ‘agua de pie’, es decir, una conexión directa con los Caños de Carmona, acueducto (del que quedan algunos restos en la calle Luis Montoto) que abastecía de agua las fuentes de la ciudad. Ejemplo de este derecho es el estanque existente en el centro del jardín cuyo surtidor está adornado con un joven Baco de bronce obra de Mariano Benlliure.

El Gabinete de Pilatos, estancia alargada con cámaras cuadradas en los extremos que hereda algunas de las características del salón de ceremonias de la arquitectura hispanoárabe, está abierta, a través de una galería porticada cubierta por un rico artesonado, al patio y a la antigua huerta. Esta última es el actual Jardín Grande o Palacio del I Duque de Alcalá, quien ordenó remodelar por completo este espacio para habilitar un espacio en el que exponer la colección que había reunido en Nápoles desde que, en 1558, fuese nombrado virrey por Felipe II. El arquitecto construyó entonces un palacio adyacente al antiguo, transformando la huerta en un jardín arqueológico.

La Casa Pilatos cuenta con la primera y más monumental escalera de la ciudad. Y es que el palacio se ideó como una ‘doble casa’, es decir, las mismas estancias en las plantas inferior y superior, usándose la primera durante el verano y la superior durante los meses de frío. En la segunda planta aún quedan importantes restos de las pinturas murales que decoraban las paredes, inspiradas en una serie de hombres ‘famosos’ de la Antigüedad y en Petrarca, en el Triunfo de las Cuatro Estaciones. Esta planta recrea hoy los interiores de una casa-palacio exhibiendo piezas de la colección Medinaceli: mobiliario y tapices de la época y pinturas de Goya, Lucas Jordán, Giuseppe Recco, Carreño Miranda, Vanvitelli, etc. El palacio alberga, también, una muestra única muestra única del coleccionismo renacentista del I Duque de Alcalá, entregado a la pasión de las antigüedades clásicas, con piezas perfectamente integradas en la arquitectura y el jardín.

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