31

El Alcázar, vergel con más de 190 especies de los 5 continentes

Decimos adiós esta semana, o mejor hasta luego, al Alcázar de Sevilla visitando uno de sus grandes encantos, el vergel natural que cubre buena parte de la superficie de este emblemático monumento de Sevilla, lugar donde podremos hallar algún apartamento turístico de calidad y a muy pocos minutos andando de los principales espacios lúdico-culturales de la ciudad. Tras conocer su historia y dar un paseo por el interior de sus estancias más significativas, ahora nos quedamos en los exteriores, en ese paraíso natural que alberga más de 20.000 plantas pertenecientes, al menos, a 190 especies diferentes llegadas de los cinco continentes. Así que en muy pocos metros de distancia entre ellas hallamos plantas que en otros tiempos estuvieron separadas por inmensos océanos de miles de kilómetros.

Esta zona, que comenzó a cultivarse hace miles de años puede dividirse en tres grandes espacios, compuesto cada uno de ellos por jardines con diferentes nombres. Cabe destacar que el Alcázar ocupa unos 100.000 metros cuadrados, de los que el 70% son jardines. Estos espacios existen desde la Baja Edad Media, aunque fueron remodelados durante el Renacimiento, en el siglo XVI. Solo la semántica de sus nombres deja entrever el maravilloso espectáculo que significa pasear por ellos, soñando sus aromas y sintiendo el rumor del agua de las muchas fuentes, surtidores y estanques que los adornan. Un paraíso de frescor y color en medio de una Sevilla en la que tendremos para elegir algún alojamiento con encanto en pleno centro de la ciudad en el que alojarnos para disfrutar de unos días de turismo cultural.

Comenzamos nuestro paseo por los conocidos como Jardines Islámicos. Considerado, por su pequeño tamaño, como parte de los aposentos privados del palacio, el Patio de las Muñecas posee un carácter íntimo y elegante. Su nombre se cree que procede de las pequeñas cabezas en relieve que se aprecian en las yeserías de sus arcos. Desde él, a través de un pequeño pasillo, se llega a una zona exterior en la que pudo existir, o al menos llegó a estar proyectado, un baño. La zona debió estar separada por un muro de las huertas circundantes. Un hecho que nos hablar de la singularidad de estos lugares es que no era muy común el uso de jardines y baños por parte de los reyes cristianos del medievo, una costumbre que pareció no cumplirse en el Real Alcázar por imitación de los valores de la cultura principesca islámica.

El Patio del Yeso es el espacio ajardinado más antiguo que se conserva. De origen almohade, en la actualidad se encuentra unido al Patio del León a través de la Sala de la Justicia que construyó Alfonso XI para servir como sala del Consejo Real. En el centro de ésta hay una fuente-surtidor que desagua hacia el jardín, creando una simbiosis única entre ambos espacios. Por ser el espacio donde los invitados esperaban al rey antes de partir de cacería, esta antesala a la verdadera fachada del palacio del Pedro I recibió el nombre de Patio de la Montería. A su derecha están el Cuarto del Almirante y la Casa de la Contratación, lugares donde se proyectaron grandes hazañas, como la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano.

Conocido en sus orígenes como Patio del Rey, desde el siglo XVI recibe el nombre de Patio de las Doncellas. Desde él se accede al salón de honor, al de los embajadores, al cuarto del rey y a la capilla palatina. El Jardín de la Contratación procede de la época del rey poeta al-Mutamid y allí se cultivaron a lo largo de los siglos diversos árboles frutales.

Pasamos ahora, tras contar con un alojamiento de calidad en Sevilla, a los conocidos como Jardines Renacentistas, los más numerosos. El Patio del Príncipe, que se inauguró en 1578, recibe este nombre porque en una sala anexa nació Juan, primogénito de los Reyes Católicos. El empeño de Felipe II por transformar los antiguos corrales y las huertas anexas en jardines clásicos dio lugar al Jardín de las Flores, situado sobre el antiguo Corral de los Puercos. En el Jardín de Troya debió de estar el primer laberinto que hubo en estos jardines, de donde provendría su nombre. Su belleza fue inspiración inagotable para el pintor Joaquín Sorolla, sirviendo incluso de modelo para el que construiría en su casa-museo de Madrid.

La existencia de un sátiro y una ménade de plomo sobre dos columnas da nombre al Jardín de la Danza. Está comunicado a un nivel inferior con el Jardín de Troya y a uno superior, accediendo por una escalera del siglo XVII, con el estanque de Mercurio. Se conecta también con el Cenador de Carlos I a través del Jardín de las Damas y con el antiguo Jardín de Crucero. Cuenta con una fuente central conocido como del Signo. El Jardín de la Galera comunica hacia el interior a través de una impresionante pérgola de glicina con el Salón de los Embajadores y hacia el exterior con los jardines de las Flores y de Troya.

Origen de los primeros alcázares árabes y espacio donde se localizan los primeros vestigios de actividad humana en Sevilla, en torno al siglo VIII a.C., el Patio de Banderas fue transformado en plaza de armas. Hoy en día, en una ciudad donde podemos disfrutar de un buen alojamiento a buen precio para toda la familia, es salida del Alcázar, lugar imprescindible para la contemplación de la Giralda y puerta de entrada al barrio de Santa Cruz a través del callejón de la judería. El Jardín de las Damas surge en el siglo XVI de una actuación sobre una antigua huerta árabe anexa al palacio y cuenta con dos fuentes singulares: la de Neptuno, en el centro; y la de la Fama, que conserva uno de los pocos órganos de agua manierista aún en funcionamiento.

El Jardín del Estanque de Mercurio es el punto más alto de este enorme vergel natural. En este lugar se recogía, a través del acueducto romano recuperado por los almohades, el agua que abastecía al palacio y a los jardines. En el estanque, Felipe V, buscando cura a su mal de -melancolía-, escuchaba hasta altas horas de la madrugada a Farinelli, y en sus alrededores se recitó por primera vez el poema de Federico García Lorca a la muerta del torero Sánchez Mejías. La Galería de Grutesco es resultado de la transformación de la antigua muralla almohade en una galería en altura con labor de frotta y pinturas renacentistas.

Seguros de haber elegido un moderno apartamento turístico con piscina en el centro de Sevilla, acabamos el repaso a los Jardines Renacentistas visitando el Cenador de la Alcoba, construido sobre una qubba árabe. Estuvo situado en sus orígenes en una huerta de naranjos y fue transformado por Carlos I para su boda con la princesa Isabel de Portugal. Está formado por una estructura central con artesonado de madera envuelta por un períbolo renacentista compuesto por 20 columnas corintias. Y, finalmente, el Cenador del León, un majestuoso casino manierista en cuyo frente cuenta con un estanque que sirvió para el riego de las huertas.

Los Jardines Modernos engloban el conocido como Jardín Inglés, surgido tras la transformación a lo largo del siglo XX de las antiguas huertas en jardines para el paseo y el disfrute. También surgió de un matrimonio, en este caso del de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg en 1906. En el Patio del Asistente estaba la casa que los monarcas otorgaban al alcalde de la ciudad, de ahí su nombre. En el siglo XVIII se convirtió en espacio de reunión de muchos intelectuales de una ciudad donde contamos con apartamentos turísticos con encanto. En 1914 se construyó el Jardín del Laberinto. Comienza en el Jardín de la Danza y se prolonga por el Jardín de las Damas y el Cenador de la Alcoba.

Compartir este Post: