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El arte de tapear en Sevilla, una experiencia para los sentidos

Sevilla es la Giralda. Y la Torre del Oro. Y la Semana Santa y la Feria. También es su río. Sevilla es Sevilla y es Triana. Es cante y alegría y baile por sevillanas. Y es luz. Y es azahar. Y Sevilla son sabores. Unas espinacas con garbanzos, un bacalao con tomate, un solomillo al whisky, unos caracoles y unas cabrillas, unos boquerones en adobo, un montadito de pringá, jamón ibérico… Decir Sevilla es decir cervecita bien fría o copita de manzanilla. Y es decir tapa, cuyo verbo es tapear. Y cuya conjugación es una delicia para los sentidos. Es esta una ciudad donde además de pasar unos días en unos apartamentos turísticos de calidad en el centro de Sevilla, podemos disfrutar de una gastronomía que no deja a nadie indiferente. Salir de tapas por el centro o por los barrios es una costumbre muy arraigada entre los sevillanos y una experiencia única para quienes les visitan.

Suponemos que no habrá alguien que no sepa lo que es una tapa. Pero, por si acaso, lo aclaramos. Es una pequeña porción de comida, más o menos elaborada, que se sirven como acompañamiento de una bebida. Salir a ‘tapear’ o a ‘tomar unas tapas’ es uno de los grandes placeres que ofrece Sevilla, pues además de alimento y bebida se comparte un buen rato con la familia o con los amigos. Los más puristas aseguran que la mejor manera de llevar a cabo esta costumbre es de pie, apoyado en la barra. Otros, sin embargo, prefieren una mesita alta alejada de la barra o en el exterior del bar donde estar de pie o apoyado sobre un taburete. Y los hay quienes buscan la comodidad de una mesa, que habitualmente, dado lo bonancible del tiempo en Sevilla, suelen estar en la calle, recibiendo el nombre de ‘veladores’.

Es tal la importancia de la tapa en Sevilla, donde podremos disfrutar también de un alojamiento con encanto, y en otras partes de España que esta tradición cultural está en trámites de ser declarada por la UNESCO patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Y es que su historia se extiende muchos siglos atrás. Hay quien asegura que fue el Rey Alfonso X el Sabio quien, para evitar que sus súbditos se emborracharan con el vino, obligó a los taberneros a servir algo de comida con cada vaso de bebida.

La tapa aparece mencionada en ‘El Quijote’ de Miguel de Cervantes bajo el nombre de ‘llamativos’; y en la obra de Francisco de Quevedo, que las denominaba ‘avisillos’, ya que era algo que se tomaba antes de la comida principal. También el Rey Alfonso XIII parece formar parte de esta tradición. Y es que estando de visita en Cádiz, entró en una venta a tomar una copa de jerez y el tabernero, para evitar que cayese dentro alguna mosca, colocó encima de la copa una lonchita de jamón a modo de tapa. Al monarca le gustó tanto la idea que pidió otra copita de jerez y otra tapa, algo que sentó precedente entre la multitud.

En sus inicios, la tapa se circunscribía a unas aceitunas, algo de chacina, un poco de queso o unos frutos secos. Hoy en día es un producto que mezcla la alta gastronomía con los guisos de antaño y con los socorridos montaditos. Y en Sevilla es todo un arte. Se tapea para comer y para cenar. Se tapea de lunes a viernes y, sobre todo, los fines de semana. Se tapea en familia, en pareja o con amigos. Y es que el tapeo es una seña de identidad de una ciudad que además nos ofrece la posibilidad de disfrutar de unos días de ocio y turismo alojándonos en apartamentos para toda la familia en el centro de Sevilla.

Pero como no solo de tapas vive el hombre, la capital de Andalucía nos ofrece un patrimonio histórico-cultural que parte de su catedral, inseparable de la conocida mundialmente Giralda; el Alcázar de los Reyes; el Archivo de Indias, que habla del esplendor de la ciudad en tiempos del Imperio español; la Torre del Oro; o las modernas Setas de la plaza de la Encarnación. Pero también calles comerciales como Tetuán o Sierpes; un río Guadalquivir que separa, y al mismo tiempo une, a Sevilla y a Triana; una zona de ocio nocturno como la Alameda de Hércules… En fin, un sinfín de posibilidades para todos los gustos.

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