Flamenco

Flamenco y Sevilla, dos palabras que derrochan arte y sentimiento

Andalucía es flamenco. Es cante, baile, toque. Una tradición que todo parece indicar tienes sus orígenes en la llegada de los gitanos allá por el siglo XV a las campiñas gaditanas de Jerez y a Sevilla, ciudad donde disfrutaremos de este arte, de su rico patrimonio histórico-artístico, de su gastronomía… y de un alojamiento turístico con encanto en pleno centro de la ciudad. Las primeras manifestaciones del flamenco quedaban reducidas a las reuniones familiares o fiestas particulares y no será hasta finales del siglo XIX cuando salta a los escenarios de algunas tabernas para el entretenimiento de sus clientes.

Estas tabernas serán el germen de lo que hoy en día conocemos como tablaos flamencos. Aunque la manifestación de este arte, declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se populariza tanto que ahora es posible asistir a numerosos espectáculos en peñas de barrio, en bares y tabernas, en espacios temáticos o en festivales como el que se celebra cada dos años en Sevilla, la Bienal, a la que acuden las máximas figuras del cante, el toque (siendo su principal expresión la guitarra española) y el baile. La ciudad, donde podemos encontrar algún apartamento turístico con encanto para toda la familia, cuenta, incluso, con el Museo del Baile Flamenco, único de este tipo en el mundo.

Resulta difícil pasear por las calles de Sevilla y no escuchar el eco lejano que procede del interior de cualquier taberna de una guitarra o de alguna voz cantando por soleás, tangos, bulerías… Y, sobre todo, por el que quizás sea el palo (o estilo) más conocido internacionalmente, las sevillanas. Unirse a la fiesta es solo cuestión de ganas. Y de que quede espacio donde colocarse. Ya que, habitualmente, estos jolgorios musicales, muy populares por casi todos los rincones de la ciudad, se improvisan cuando a las manos de alguien llega una guitarra o un cajón (instrumento de percusión muy ligado al flamenco) y se pone a tocarlo. Se alzan entonces voces anónimas que comparten su arte con todo aquel que quiera escucharlo.

Así es el arte popular de la capital de Andalucía, en cuyo corazón se hallan unos apartamentos turísticos de lujo a buen precio. Pero el flamenco, también conocido como ‘cante jondo’, cuenta también con una parte más profesional. Es aquella que se refugia en los conocidos como tablaos, lugares donde descubrir el espectáculo en toda su dimensión con las actuaciones de grandes interpretes y donde podemos disfrutar de una cena o una consumición mientras asistimos a una velada ‘tipycal spain’. Y aquella que hace cantera en las academias, donde sevillanos y turistas aprender a expresar sus emociones a través de este arte.

Resulta, por tanto, hablar de flamenco y no hacerlo de Sevilla. Y no hacerlo de Triana, en la otra margen del río Guadalquivir. Allí, en plena plaza del Altozano, una de las más emblemáticas de la ciudad, una estatua de mujer vestida de flamenca, con el pie derecho apoyado sobre un yunque y una guitarra entre las manos, rinde homenaje a este género tan andaluz en sus tres vertientes: cante, baile y toque. Así lo indica también una placa en la que puede leerse ‘Triana al arte flamenco’. Y es que en este barrio han nacido algunos de los bailaores y cantaores más importantes de la historia.

La visita al Museo del Baile Flamenco resulta obligada. Este templo del arte flamenco, promovido por la bailaora Cristina Hoyos, está dedicado por completo a poner en valor este arte a partir de instalaciones interactivas, documentos, objetos variados, exposiciones fotográficas y espectáculos. Recorrerlo, y adentrarnos en su estética y su sentir, nos permitirá descubrir su origen, su evolución, la influencia de otras culturas y la impresionante riqueza de sus estilos. Situado en el punto más alto de la ciudad, cerca de algún alojamiento turístico con encanto en Sevilla, utiliza un sótano abovedado y un patio típico andaluz con arcos de ladrillo visto y columnas de mármol. Sus paredes se construyeron ocultando una urna que contiene la Biblia, el Corán, el Talmud y escrituras hindúes como símbolo de paz y entendimiento.

Compartir este Post: