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PALACIO DE LAS DUEÑAS, CUNA DE MACHADO Y SÍMBOLO DE LA CASA DE ALBA

El Palacio de las Dueñas, cuna de Antonio Machado y lugar donde Cayetana Fitz-James, duquesa de Alba, vivió sus últimos días es nuestro destino de esta semana. Un bello espacio que fue construido entre los siglos XV y XVI y que tomó su nombre del monasterio de Santa María de las Dueñas, ubicado en un solar contiguo y que desapareció tras ser demolido en 1868. Perteneciente en la actualidad a la Casa de Alba, antes perteneció a la familia Pineda, señores de Casa Bermeja, siendo heredado con posterioridad por el II marqués de Villanueva del Río. En 1612, con ocasión de la boda de su hija con el VI duque de Alba, cuando el palacio pasó a formar parte del patrimonio de sus actuales propietarios. Ubicado en el centro de la ciudad, está a solo unos minutos a pie de nuestro apartamento turístico en Sevilla.

El lugar, sin embargo, declarado hoy Bien de Interés Cultural, no siempre fue residencia de las casas aristocráticas españolas, una vez que en el siglo XIX fue convertido en casa de vecinos, sus salones compartimentados con tabiques y sus ricos artesonados cubiertos con techos rasos. Fue en aquella etapa cuando vio nacer a Antonio Machado, ya que su padre, del mismo nombre, era uno de los inquilinos y administradores del inmueble. Esa etapa de su vida es la que rememoran sus muy conocidos versos “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero…” y los también menos populares “Es esta luz de Sevilla… Es el palacio donde nací, con su rumor de fuente”.

Durante el siglo XX, habitado ya por los miembros de la familia De Alba, el palacio de las Dueñas ha acogido entre sus paredes y ha visto pasear por sus jardines a un buen número de miembros de dinastías reales europeas y a diferentes personalidades nacionales e internacionales del mundo de la cultura, la política y el arte. Sirvan como ejemplo los nombres de la emperatriz Eugenia de Montijo y la reina Victoria Eugenia, Eduardo VIII y su hermano Jorge VI, el rey Alfonso XIII, Jacqueline Kennedy, Wallis Simpson o Grace Kelly y su marido Rainiero de Mónaco.

La impresionante construcción, a la que llegaremos callejeando por lugares llenos de encanto desde nuestro apartamento para toda la familia en Sevilla, está muy cerca de otros importantes espacios que convierten a la capital de Andalucía en uno de los lugares más visitados del mundo. El triángulo formado por la catedral y su impresionante Giralda, las estancias y los jardines de los Reales Alcázares y el Archivo de Indias, guardián de la historia de un descubrimiento, nos sirve de antesala para recorrer el turístico barrio de Santa Cruz o descubrir el río Guadalquivir y su eterna compañera, la Torre del Oro. Y al otro lado del puente, el barrio de Triana y todo el arte que allí se encierra.

Pero volvamos el Palacio de las Dueñas. Tras la verja de metal que atravesamos por el portón neoclásico que nos recuerda que estamos en el número 5 de la calle de las Dueñas, muy cerca de nuestro apartamento de lujo en el centro de Sevilla, nos espera un recorrido de más de 1.900 metros cuadrados con, aproximadamente, una hora de duración. Los primeros lugares a los que se accede son las caballerizas y el Patio del Limonero, aquel que perduró durante años en el recuerdo de Antonio Machado y ha llegado hasta nosotros cantado en sus versos. Su patio principal, de forma rectangular y en cuyo centro aparece una fuente de gran tamaño que llena el espacio de los sonidos del agua, esta conformado por dos galerías, destacando en la inferior sus arcos de medio punto adornador con primorosas yeserías de clara influencia morisca.

En el interior destacan la Sala de los Carteles, donde podemos contemplar carteles de la Feria de Abril y la Semana Santa con más de un siglo de antigüedad; el Salón de la Gitana, que debe su nombre a la escultura de bronce que lo preside, obra el ilustre artista valenciano Mariano Benlliure; la Sala del Tablao, donde la duquesa de Alba ser adentraba en el mundo del baile flamenco de la mano de su maestro Enrique el Cojo; o la capilla, donde se ha venido celebrando misa cada domingo hasta hace relativamente poco tiempo. El acceso a estos espacios se lleva a cabo desde la antecapilla, lugar que podría considerarse casa como una pequeña pinacoteca.

La siguiente estancia del recorrido es el claustro, desde el que llegaremos al Patio del Aceite y al antepatio, donde nos encontraremos con esculturas de gran valor de época romana. La planta superior no es visitable al ser la residencia privada de la Casa de Alba. Sus jardines, sin embargo, sí que pueden recorrerse y en ellos podremos contemplar 117 especies diferentes de plantas con cerca de 7.300 especímenes. Su esplendor paisajístico, con floraciones y aromas los doce meses del año, alcanza una de sus máximas expresiones en esas fachadas vegetales cubiertas de buganvillas, jazmines, vides, bignonias, plumbagos, glicinias o hibiscos, integrados de manera perfecta con la arquitectura del palacio. Tras la visita, unas tapas típicas de Andalucía y, si estamos cansados, una paradita en nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla.

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