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Plaza del Salvador, un espacio lleno de vida y de pasión

La Plaza del Salvador es uno de los centros neurálgicos de Sevilla. Allí pueden contemplarse dos de las señas de identidad de la ciudad. La estatua del ilustre escultor Martínez Montañés, muy querido por los sevillanos por su clara vinculación con la Semana Santa, nos invita a adentrarnos en el templo del Salvador, que da nombre al lugar y en cuyo interior espera al visitante una de las obras más inmortales del artista jiennense, el Cristo de Pasión. También cuenta con catorce valiosos retablos, admirados cada año por miles de sevillanos y de turistas, que ya por sí solos merecen una visita.

La vida que ahora atesora este espacio peatonal abierto está lejos de su pasado como cementerio de la mezquita de Ibn Adabbas, derribada en el siglo XVII para construir la actual Iglesia del Divino Salvador, el segundo templo más grande de la ciudad, tras la propia Catedral. Fue también almacén de agua de los Caños de Carmona hasta que en el siglo XIX se remodela para presentar un aspecto similar al actual. También forma parte de este lugar el hospital de Nuestra Señora de la Paz, perteneciente desde el siglo XVI a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Destaca del conjunto el cuerpo de la iglesia, cuya fachada de tres cuerpos de altura y decoración barroca, mira hacia la plaza.

En la actualidad es uno de los puntos de encuentro de la ciudad. Un espacio lleno de vida por los pequeños bares situados bajo los soportales que siguen manteniendo toda la esencia y la tradición sevillana de la cerveza ‘bien fresquita’. Y donde en primavera, el olor a azahar de los naranjos envuelve cada uno de sus rincones. 

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