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UN RECORRIDO POR LAS 20 PLAZAS CON MÁS ENCANTO DE SEVILLA (IV)

Quien no conoce las plazas de Sevilla es porque no ha estado en Sevilla o porque no he leído ninguno de los artículos que en este blog le hemos dedicado a estos espacios que van desde la grandiosidad de la Plaza de España y la Plaza de América, ambas formando parte del bello entorno del Parque de María Luisa, al reducido encanto de la plaza de las Tres Cruces o la plaza de Santa Marta, pasando por la tradición de la plaza o la modernidad de la plaza de la Encarnación, más conocida ahora como plaza de las Setas, o por esas plazas que parecen agobiadas por toda la belleza que les rodea, como la Plaza Virgen de los Reyes o la Plaza del Triunfo, enmarcadas entre el Archivo de Indias, el Alcázar, la catedral y su Giralda y la Palacio Arzobispal.

Nuestro recorrido de esta semana arranca a solo unos minutos a pie de nuestro apartamento turístico en Sevilla. Su nombre, plaza del Museo. ¿Por qué ese nombre? Porque es el zaguán de entrada al Museo de Bellas Artes de Sevilla, una de las pinacotecas más importantes de España por la calidad de las obras que contiene. Tal es su idilio con el arte, que los domingos se instala un mercadillo donde un buen puñado de artistas tratan de vender sus creaciones artísticas. Como ocurría con el museo, este espacio también perteneció al antiguo convento de la Merced, que pasó a titularidad del Estado tras la desamortización de Mendizábal.

La plaza se inauguró, aprovechando el derribo del área de noviciado del convento, en 1846 con motivo de la boda de la reina Isabel II y es obra conjunta del arquitecto Balbino Marrón y del pintor Andrés Rossi. Uno de los atractivos del lugar, que alberga en su centro una estatua del pintor Bartolomé Esteban Murillo, uno de los grandes representantes del barroco español, es la fachada barroca del Museo de Bellas Artes, realizada en el siglo XVIII. Es un espacio de planta rectangular ligeramente elevado respecto al acerado perimetral que se encuentra lleno de naranjos y jacarandas, lo que le da un colorido y un aroma muy particular. Dada la cercanía con nuestro alojamiento turístico en el centro de Sevilla, quizás queramos acercarnos a descansar o tomar un refrigerio antes de seguir nuestro periplo.

Un periplo que continúa por la plaza de San Andrés. Un paraje muy singular, en el que se respira mucho de Sevilla en cada una de sus esquinas, de tan reducido tamaño que una de las calles que la circunda por unos de sus lados se llama Angostillo (diminutivo inventado del adjetivo angosto). Una plaza que en el pasado fue “la calle que va de la iglesia del señor San Andrés a la calles de Las Cadenas” (esta última conocida hoy como Javier Lasso de la Vega).

La iglesia, por su parte, se halla rodeada por la plaza, contando con puertas en el norte y en el sur de esta. Es este, hoy en día, uno de los enclaves privilegiados en los que contemplar la Semana Santa. Uno de los grandes atractivos de este enclave es la Casa Lissen, un inmueble de estilo regionalista que estuvo considerado el mejor palacio de la ciudad, solo superado en opulencia por el ya desaparecido de la familia Sánchez Dalp en la plaza del Duque. Hoy es propiedad de la Junta de Andalucía.

Nos vamos ahora, tampoco muy lejos de nuestro apartamento turístico con piscina en el centro de Sevilla, a la plaza de Santa Isabel. Un enclave de trazado rectangular, abierto por dos de sus lados, entre las calles Santa Paula, Siete Dolores de Nuestra Señora y Vergara. De ella podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que está colocada en el podio de las plazas más hermosas de la capital de Andalucía. Entre sus atractivos cuenta con la presencia del convento de Santa Isabel, cuya fachada, diseñada por Alonso de Valdelvira entre 1602 y 1609 está considerada una de las más bellas obras del Renacimiento en Sevilla. Enfrente hay una fuente de mármol blanco a cuyo alrededor se disponen cuatro parterres triangulares. Entre otro de sus lados está la parroquia de San Marcos, quien da nombre al barrio, levantada sobre una antigua mezquita. A unos 300 metros, en la calle Dueñas, podemos descubrir el lugar donde nació Machado, ese “mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero…”, el Palacio de las Dueñas, propiedad de la Casa de Alba.

La plaza de Pilatos tiene su origen en la construcción de palacio de Pedro Enríquez, Adelantado Mayor de Andalucía, y su esposa Catalina de Ribera, quienes, para darle mayor realce, compra varias casas para su derribo, dando lugar a una plazuela que llevó el nombre de plaza del Adelantado. El palacio muestra las primeras manifestaciones del Renacimiento italiano en Sevilla en una plaza dividida en dos ámbitos diferenciados: un recinto de planta triangular junto al palacio, ajardinado, con naranjos en su alcorques y pavimento de enchinado, que ha quedado como antesala de acceso al palacio de los Medinaceli, y otro de mayores dimensiones y planta trapezoidal, rodeado de edificios salvo en la calzada que une las calles San Esteban y Águilas. Esta última está presidida por un monumento a Francisco de Zurbarán, uno de los grandes de la pintura religiosa del Barroco. Los edificios más notables son la casa nº 2, del siglo XVII, y la llamada Casa Pilatos, cuyo verdadero nombre es palacio de San Andrés.

Nuestro paseo por las plazas sevillanas termina en la plaza de San Lorenzo, un espacio que guarda las más puras esencias de la ciudad y que es hogar de tres históricas hermandades de la Semana Santa (La Soledad de San Lorenzo, el Dulce Nombre y, sobre todo, la de Jesús del Gran Poder). Ubicada en el señorial barrio de San Lorenzo, se trata de una plaza peatonal en la que confluyen las calles Conde de Barajas, Cardenal Spínola, Martínez Montañés y Eslava. Es un espacio sombreada por altos y frondosos plataneros en la que se respira tranquilidad. Una visita merecen la iglesia de San Lorenzo y la Basílica del Gran Poder, templo en el que podemos contemplar la famosísima y venerada talla del conocido como Señor de Sevilla.

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