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IGLESIA DE LA MAGDALENA, PRIMERA SEDE DE LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA

Nos vamos al siglo XV. A los tiempos de la Inquisición. Durante la estancia de Isabel la Católica en Sevilla entre 1477 y 1478, el prior del convento de San Pablo convence a la reina de la existencia de prácticas judaizantes entre los conversos de la zona, idea que apoyan el arzobispo de Sevilla y el dominico Fray Tomás de Torquemada en un informe encargado por los monarcas. Así, en 1481 se instituye en tribunal de la Inquisición en el convento de San Pablo de Sevilla, año en que los inquisidores convierten el antiguo Castillo de San Jorge, en la orilla del Guadalquivir que besa Triana, en cárcel para los presos del conocido como Santo Oficio.

Esos son nuestros destinos de estos próximos días, el convento de San Pablo, hoy parroquia de la Magdalena, y el Castillo de San Jorge, convertido en un museo en el que conocer la historia de esta fortificación de origen visigodo que fue construida para la defensa de la entonces conocida como Spalis. Lo primero que haremos será acomodarnos en nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla y darnos luego una vuelta por ese espacio declarado Patrimonio de la Humanidad que conforman la catedral, a la que siempre acompaña su esbelta Giralda; el Alcázar, con sus suntuosas estancias y sus coloridos y exuberantes jardines; y el Archivo de Indias, memoria viva de los territorios de ultramar que formaron parte de la Corona de España.

No muy lejos de nuestro alojamiento en Sevilla están, hasta donde podemos acercarnos dando un agradable paseo, el antiguo barrio judío de la ciudad, el turístico barrio de Santa Cruz; el Parque de María Luisa, que en tiempos formó parte del palacio de los marqueses de Montpensier, y donde encontramos dos de las plazas más espectaculares de Sevilla, la Plaza de España, con sus azulejos representando todas las provincias españolas, y la Plaza de América, donde encontramos los Museos de Arqueología y de Artes y Costumbres Populares; y la Torre del Oro, desde la que nos podremos asomar al Guadalquivir, una de las arterías de la ciudad a lo largo de los siglos.

Pero volvamos al siglo XV y a la Inquisición, antes de que llegue la hora de regresar a nuestro apartamento en Sevilla. El lugar que hoy ocupa la iglesia de la Magdalena fue antes el convento de San Pablo el Real de los frailes dominicos, datado, según una carta de Alfonso X el Sabio en 1255, momento en el que su padre, el rey San Fernando cede unas tierras a la Orden de los Predicadores para su fundación. El templo actual se construyó entre 1692 y 1709, bajo las órdenes de Leonardo de Figueroa, convirtiéndose en uno de los templos barrocos más interesantes de la ciudad, contando con una bella policromía, exuberantes yeserías y con el acertado uso del ladrillo y el azulejo.

Esta construcción se llevó a cabo conservando algunos de los elementos más importantes del antiguo edificio, como el ábside en piedra de la capilla mayor, las capillas mudéjares que forman la actual capilla de la Quinta Angustia con sus formidables bóvedas de lacerías sobre trompas, y los vanos exteriores o ventanas mudéjares cegadas que se encuentran a los lados del retablo cerámico del Cristo del Calvario.

De su etapa como sede del Santo Oficio queda el escudo que decora la cúpula de entrada al templo por la calle San Pablo, conformado por una cruz franqueada por una espada (que simboliza la justicia) y un ramo de olivo (en referencia a la virtud de la misericordia). También un auto de fe pintado en el crucero por Lucas Valdés, hijo del pintor Valdés Leal. Muestra el que fuera un hecho real, la quema de un mercader de Osuna en 1703 acusado de judaizante. Entre las figuras del fresco aparece, de manera anacrónica, el rey San Fernando llevando leña a la hoguera.

Cuenta también con un retablo mayor considerado el segundo más grande de la ciudad, solo superado por el de la catedral, con dos obras maestras de Zurbarán (Santo Domingo en Soriano y la Curación milagrosa del beato Reginaldo de Orleans), expuestos en la capilla sacramental, y con varios lienzos de Valdés Leal, que pueden contemplarse en la capilla del Dulce Nombre de Jesús. Otros retablos colaterales cuentan con esculturas de artistas tan consagrados como Juan de Mesa (Asunción), Pedro Roldán (Virgen de la Antigua y Siete Dolores y el Cristo y misterio del Descendimiento) o, entre otros muchos, Juan Martínez Montañés (San José con el Niño).

La próxima semana, en la que existe la posibilidad de alojarnos en un apartamento turístico para toda la familia en Sevilla, nos adentraremos en el Castillo de San Jorge, cuyos restos han sido convertidos en la actualidad en un museo que alberga en su interior el denominado Centro Temático de la Tolerancia. En este espacio museográfico podemos ver maquetas del castillo, fotografías, dibujos… y visitar los restos de las murallas y barbacanas, diferentes viviendas, de la capilla y las mazmorras donde penaban los condenados, además de descubrir como eran los enseres de sus habitantes.

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