Joaquín Baldomero Espartero y Álvarez de Toro fue un exitoso militar y político español, gran defensor de la Monarquía, en cuyo favor la Reina Isabel II, de la que fue regente durante los cuatro años de su minoría de edad, creo en diciembre de 1839 el conocido como ducado de la Victoria. Fue también presidente del consejo de ministros y ministro de Guerra, y pudo ser Rey, pero no aceptó el cargo cuando se le ofreció tras ser destronada Isabel II en 1868. En su honor, Sevilla cuenta desde 1841 con la Plaza del Duque de la Victoria, conocida popularmente solo como Plaza del Duque. Antes, en el siglo XVI fue conocida como plaza del Duque de Medina-Sidonia, ya que allí se encontraba su palacio, en el lugar que, junto al colindante palacio de los Sánchez-Dalp, ahora ocupa el edificio de El Corte Inglés.

En la actualidad, el único vestigio que queda en pie de las muchas casas señoriales que durante mucho tiempo existieron en este lugar es el edificio que fue propiedad de la familia Gómez y Pérez de León y que hace esquina entre la Plaza del Duque y La Campana. En su construcción domina el estilo Regionalista, que acabaría desterrando al Modernismo de Sevilla y que tan bien personificó el arquitecto Aníbal González, creador de la bellísima Plaza de España, encuadrada en el Parque de María Luisa.

En pleno centro de la ciudad, y a muy pocos pasos de algún apartamento turístico de calidad en el que poder alojarnos, sirve como nexo de unión en la actualidad entre la zona comercial de Sierpes y Tetuán y la parte de ocio de la Alameda de Hércules. Tiene forma rectangular y está presidida en su centro por una estatua del inmortal pintor sevillano Diego de Velázquez. Cuenta con un pedestal central, donde suele instalarse un mercadillo de comercio tradicional, con zonas ajardinadas en su cuatro esquinas.