Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1976, el día 15 de octubre, tercer domingo del mes, vamos a acercarnos desde nuestro apartamento turístico en Sevilla, a conocer la Romería de Nuestra Señora del Valme. Se trata de una de las muestras religiosas más importantes de Andalucía, atrayendo cada año a cientos de peregrinos que quieren participar de esta antigua tradición que es considerada como la fiesta mayor de Dos Hermanas, pueblo sevillano que en 2022 contaba con 137 561 habitantes censados, siendo la novena ciudad más poblada de Andalucía.
La jornada romera comienza, al alba, con la misa de romeros en la Parroquia de Santa María Magdalena. Así que deberemos madrugar para poder llegar hasta la localidad de Dos Hermanas desde nuestro alojamiento en el centro de Sevilla si queremos disfrutar desde el comienzo de esta fiera religiosa. Después de la misa, la imagen de la Virgen es colocada en su carreta, hecha con 75.000 flores de papel de seda rizado a mano, siendo necesarios más de dos millones de ‘pellizcos’ para confeccionarlas. Las columnas se adornan con verde tuya y cestos con unas mil varas de nardos. La carreta va tirada por una yunta de bueyes enjaezados con frontiles de plata y collarines bordados.
La comitiva recorre las calles más céntricas del municipio de Dos Hermanas, a no mucha distancia de nuestro alojamiento en Sevilla, y continúa, como marca la tradición, por la ‘carretera vieja’ camino de la ermita del cortijo del Cuarto, junto a la barriada de Bellavista, perteneciente al término municipal de Sevilla. Acompañando a la carreta de la Virgen van cientos de caballistas y amazonas típicamente ataviados, además de un buen número de carreteras decoradas también con flores de papel, muchas galeras (carretas de mayores dimensiones) con animadas reuniones en su interior y miles de peregrinos. Muchas de las mujeres que van caminando van vestidas con coloridos trajes de gitana.
El momento más importante de la romería es cuando entra la Virgen en la ermita, momento que suele producirse alrededor de las dos de la tarde, instante en el que se celebra misa. Llega luego un tiempo de convivencia durante el almuerzo, que se ve aderezado de cantes y bailes. A las seis de la tarde se reza el rosario y, tras ello, se emprende el regreso hacia la parroquia, a la que se suele llegar sobre las 10 de la noche. Será entonces el momento de regresar a nuestro cómodo apartamento en Sevilla para recuperarnos del cansancio de toda la jornada.
La imagen de la Virgen del Valme, con una altura de solo 67 centímetros, estaría datada, según los estudios llevados a cabo, en la Baja Edad Media. Representa a la Virgen en majestad, como trono de Dios, sosteniendo al niño, en actitud de bendecir con su mano derecha y sosteniendo en la izquierda un pájaro como símbolo del Espíritu Santo, sentado sobre su pierna izquierda. De autoría anónima, su iconografía deriva de modelos bizantinos ya habituales en el románico.
Cuenta la tradición que el culto a la Virgen y la construcción de la ermita en los terrenos del Cuarto se remonta a los tiempos de la Reconquista de Sevilla, cuando el rey Fernando III se disponía a tomar una ciudad que se hallaba en manos del rey musulmán Ab-Xataf. Para hacerlo, se encomendó a una pequeña imagen de la Virgen diciendo: “Váleme, Señora, en esta empresa que acometí en nombre de Dios y gloria vuestra y yo os ofreceré en este lugar el primer pendón que tome dentro de Sevilla”.
Tras 16 meses de asedio, el monarca castellano entra victorioso en la ciudad el 23 de noviembre de 1248. Cumpliendo su promesa, manda levantar una ermita en la cumbre del Cerro del Cuarto, conocido también como Buenavista. En el templo, de estilo mudéjar, se colocó la imagen de la Virgen, que comenzó a llamarse de Valme por aquel ‘Váleme’ con el que el rey suplicó su amparo en la batalla. A sus pies se puso el pendón de rey moro de Sevilla, estandarte que actualmente se conserva en el interior de la parroquia.
