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SAN VALENTÍN NOS INVITA A SENTIR TODO EL ROMANTICISMO DE SEVILLA

Representado generalmente como un jovencito alado y desnudo, con los ojos vendados, arco y flechas, San Valentín regresa cada 14 de febrero para inundar de amor todos los rincones del mundo. Demuéstrale a tu pareja cuanto la quieres y regálale una estancia en pareja en una ciudad llena de espacios que te harán sentir el romanticismo en todo su esplendor. Un apartamento turístico en el centro de Sevilla es la mejor alternativa para dejarse llevar por la belleza del barrio de Santa Cruz, sentirse pequeño ante la grandeza de la catedral y de la Giralda, conocer espacios con tanta historia como los Reales Alcázares o el Archivo de Indias, descubrir un río Guadalquivir que invita a pasear por sus orillas, quedar atrapado por el encanto el Parque de María Luisa y su monumental Plaza de España…

Tras haber descansado debidamente en nuestro apartamento turístico de vanguardia nos esperan un buen número de lugares cargados de romanticismo en Sevilla. Quizás lo primero sea rendir pleitesía a quien un día escribió “¿Qué es poesía? / dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul / ¿Qué es poesía? / ¿Y tú me lo preguntas? / Poesía… eres tú”. El poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, representante indiscutible del romanticismo español de la primera mitad del siglo XIX, es visitado por enamorados de todos los rincones del planeta en el conjunto escultórico de mármol que tiene en el interior del Parque de María Luisa.

Un espacio natural que en 1983 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico y la conjunción perfecta entre el jardín romántico privado de los duques de Montpensier y el espacio abierto lleno de luz que cada día visitan miles de personas. Allí, en el templete de la Isleta de los Pájaros, habitada por cisnes, pavos reales, patos y algunas otras aves, cuenta la leyenda que Alfonso XII le declaró su amor a María de las Mercedes. En la Plaza de España, uno de los monumentos más emblemáticos de una Sevilla donde nos hemos alojado en un apartamento turístico para toda la familia, podemos alquilar una pequeña barquita y dar un romántico paseo por el canal de agua que la bordea.

Otro espacio ideal para un paseo en pareja es el barrio de Santa Cruz, antigua judería de la ciudad. Podemos empezar por los jardines de Murillo, un espacio de paz y sosiego en el rápido deambular de la ciudad. Conocidos en el pasado como Jardines o Huerta del Retiro, estuvieron incluidos en los Reales Alcázares hasta que en 1862 fueron donados a la ciudad. Sus avenidas y glorietas están decoradas con fuentes y bancos revestidos de cerámica y cuenta con naranjos, ficus, magnolios, damas de noche… Merece la pena acercarse también a descubrir lugares tan llenos de encanto como la calle Fabiola, el Callejón del Agua, las calles Pimienta y Reinoso, dos de las más estrechas de Sevilla, la plaza de doña Elvira

Mucho romanticismo se respira también en los jardines de los Reales Alcázares, un vergel con más 20.000 plantas de 190 especies botánicas llegadas desde los cinco continentes.  Este monumento ocupa unos 100.000 metros cuadrados, de los que el 70% son jardines, algunos de los cuales han llegado hasta nosotros desde la Baja Edad Media, aunque con algunas remodelaciones llevadas a cabo durante el Renacimiento.

Podemos dividir nuestro paseo en tres grandes zonas: jardines islámicos, donde destacan el Patio de las Muñecas, el Patio del Yeso, espacio ajardinado más antiguo que se conserva, y el Patio del Rey, conocido desde el siglo XVI como Patio de las Doncellas; jardines renacentistas, con su Patio del Príncipe, ya que allí nació Juan, primogénito de los Reyes Católicos, su Jardín de las Flores, el Jardín de la Danza o el Cenador de la Alcoba; y los jardines modernos, como el Jardín Inglés o el Jardín del Laberinto.

Nuestra siguiente parada, a muy corta distancia de nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla, es el río Guadalquivir y cualquiera de sus dos orillas. Podemos pasearlo por el lado de Sevilla a lo largo de los 10 kilómetros que van desde el Puente del Alamillo hasta la esclusa y contemplar la singularidad de la Torre del Oro o hacerlo por la otra margen y dejarnos sorprender por el colorido y solera de la calle Betis y la Plaza del Altozano. Y para cruzarlo de orilla a orilla, nada más tradicional que hacerlo por el puente de Triana.

Y para rematar la jornada, antes de regresar al confortable apartamento turístico en Sevilla en el que estamos alojados, una velada de bares para saborear el delicioso tapeo sevillano y andaluz junto a una cervecita o una copita de buen vino. Si la parada fuese a mediodía, un buen lugar para disfrutar del extraordinario ambiente de la ciudad es la Plaza del Salvador, lugar habitual de reunión en la hora del aperitivo de cientos de sevillanos. Tampoco está nada mal darse un paseo por Triana para disfrutar de sus tabernas típicas o, ya por la noche, disfrutar de la música flamenca en alguno de sus muchos tablaos llenos de arte y compás.

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