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SEMANA SANTA DE SEVILLA, UNA PASIÓN QUE SE VIVE EN LAS CALLES (IV)

Entramos en la recta final de la Semana Santa de Sevilla. Una conmemoración, durante la primavera que, según la tradición cristina, nos recuerda la Pasión y Muerte de Jesús. La ciudad ha vivido estos días en la calle, acompañando a los miles de nazarenos que han procesionado junto a los titulares de sus respectivas Hermandades. La capital de Andalucía, donde nos hemos alojado en un apartamento turístico en el centro de Sevilla, ha vivido unos días de fiesta llenos de recogimiento y oración. Desde el Domingo de Ramos, en que Jesús entró triunfante en Jerusalén a lomos de un burro, hasta su muerte en la cruz, y esa Madrugá en que sevillanos y visitantes, en una permanente lucha de contrastes, muestran su luto en silencio y sienten con alegría y algarabía la esperanza de la Resurrección.

Nos quedan aún unos días para disfrutar de nuestro apartamento turístico para toda la familia en Sevilla y de importantes cortejos procesionales hasta decir hasta luego a la Semana Santa con la procesión del Domingo de Resurrección. Durante el Viernes Santo, en una línea casi continua desde el Jueves Santo a través de la Madrugá, son seis las Hermandades que ponen sus pasos en la calle, siendo el día que más crucificados salen.

Con los pasos del misterio de la Tres Necesidades de la Virgen María al pie de la Cruz y el palio de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, la Hermandad de la Carretería atraviesa la puerta de su pequeña capilla, encargada por la Hermandad del gremio de toneleros en 1754, para recorrer numerosas calles del Arenal, donde es una delicia verla procesionar. En el misterio, uno de los más completos de la Semana Santa sevillana, aparece la figura de Jesús crucificado junto a los dos ladrones, además de las Tres Marías, San Juan y los Santos Varones.

La Hermandad de la Soledad parte desde el convento de San Buenaventura con un solo paso en el que aparecen una cruz de la que cuelgan unos sudarios y la Virgen Dolorosa, obra de Gabriel de Astorga en 1851. Podemos esperarla, después de saborear unas deliciosas tapas en los bares que la bordean, en la plaza de Gamazo. Su historia se remonta a la epidemia que asoló a Sevilla en 1649 y a la colocación de una cruz de hierro a la que se rendía culto en la plaza del Caño Quebrado, convertida en improvisado cementerio. Fue entonces cuando familiares de los fallecidos y vecinos devotos instituyeron una Hermandad en honor a la Santa Cruz.

La cofradía de Jesús de las Tres Caídas y la Virgen de Loreto es conocida con el nombre de la parroquia desde la que parte, San Isidoro. Fue fundada en 1605 por el gremio de cocheros de casas grandes, conservando un carácter marcadamente gremial hasta finales del siglo XVIII. El Señor es obra de Alonso Martínez, mientras que el Cirineo salió de las manos de Francisco Antonio Gijón. La imagen de la Virgen es de autor desconocido y dada su vinculación al Ejército del Aire lleva en su mano izquierda una réplica del Plus Ultra, el primer avión que hizo un vuelo transatlántico desde España. Un buen lugar para verla es la calle Cuna, que en su estrechez se ve engrandecida por el sobrecogedor silencio.

La Hermandad de Monserrat sale de la capilla del mismo nombre, antigua sede de la desaparecida Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua y Siete Dolores y cuenta con dos pasos, el Cristo de la Conversión, obra de Juan de Mesa en 1619, y la Virgen de Monserrat, realizada en el siglo XVII. Fue fundada por un grupo de comerciantes de lienzos catalanes en el templo de San Ildefonso en el siglo XVI. Podemos esperar su paso en las calles García de Vinuesa y Castelar o en la plaza de Molviedro.

Los primeros pasos de la procesión de la Santa Mortaje son los mejores para contemplar a la Virgen recibiendo el cuerpo inerte de Jesús tras ser descendido de la Cruz en presencia de San Juan, las Marías y los Santos Varones. El Cristo es obra de Cristóbal Pérez de 1677, mientras que el resto de las figuras se atribuyen al círculo de Pedro Roldán hacia 1676.

Pero si este día es grande en algún lugar es en el barrio de Triana. Desde la capilla del Patrocinio sale la Hermandad de El Cachorro y desde su parroquia en la calle Castilla, la Hermandad de la O. La primera cuenta con uno de los crucificados más espectaculares de toda la Semana Santa sevillana. El crucificado de la Expiración es la obra cumbre de Francisco Antonio Gijón de 1682. Cuenta la leyenda que se inspiró en la agonía de un gitano de Triana, conocido por el apodo de Cachorro, tras ser apuñalado. Si realismo es tal que su boca entreabierta deja ver hasta la garganta, al mismo tiempo que sus pupilas presentan signos premortales. Esta acompañado por la Virgen del Patrocinio, obra de Luis Alberto Duarte que recuerda a la desaparecido por un incendio en 1973, en el que también resultó afectado el Cristo, siendo restaurado.

La Hermandad de la O, por su parte, cuenta con los pasos de Jesús Nazareno, talla de Pedro Roldán de 1685, que porta sobre su hombro una cruz de carey y plata, y María Santísima de la O, obra de Antonio Castillo Lastrucci en 1937 y que vino a sustituir a la primitiva, atribuida a Roldán, destrozada durante la Guerra Civil. En este tiempo el Nazareno también fue mutilado, aunque logró ser restaurado por Castillo Lastrucci. Su templo tiene sus orígenes en una antigua ermita-hospital dedicada a Santa Brígida de Irlanda. La calle Castilla es un buen lugar para ver a ambas cofradías trianeras.

El Sábado Santo podemos ver a la cofradía del Sol, procedente del barrio del Plantinar, de la parroquia de San Diego de Alcalá. El misterio es un paso alegórico que representa al Señor como Varón de Dolores que vence a la muerte con la Cruz Redentora. El palio, mientras, nos muestra la Sacra Conversión de la Virgen con San Juan y la Magdalena. Sus orígenes están en 1932. La Hermandad de los Servitas procesiona con los pasos del Cristo de la Providencia y la Virgen de la Soledad, ambos encargados a José Montes de Oca en 1730. Sale de la pequeña capilla de los Dolores, en el barrio de San Marcos.

La cofradía de la Trinidad sale a la calle desde la basílica de María Auxiliadora con tres pasos. El primero es el misterio del Sagrado Decreto, que cuenta con las imágenes de Dios Hijo, Dios Padre, la matrona de la Iglesia Dormida, un ángel, un dragón, el arcángel, San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y la Fe; le sigue el Cristo de las Cinco Llagas y cierra el cortejo la Virgen de la Concepción. También lleva tres pasos la Hermandad del Santo Entierro: la alegoría del Triunfo de la Santa Cruz, el Cristo Yacente y la Virgen de Villaviciosa. Su sede es la Real Capilla del San Sepulcro y San Gregorio Magno, templo fundado en el siglo XVI por los jesuitas. Se considera que su fundador fue el rey Fernando III, quien descubrió una imagen de Cristo Yacente entre dos paredes de una casa del barrio de los Humeros, de ahí que sus hermanos mayores sigan siendo los Reyes de España.

El Sábado Santo acoge, finalmente, a la Soledad de San Lorenzo, una de las que más nazarenos tiene este día. La Dolorosa es, posiblemente, la más antigua de la ciudad, llegando la Hermandad a tener capilla propia en el desaparecido convento del Carmen. Su único paso, la Virgen de la Soledad, es una talla anónima de finales del siglo XVI o principios del siglo XVIII y sale de la parroquia de San Lorenzo. La Hermandad se fundó en el monasterio de Santo Domingo de Silos a mediados del siglo XVI. La Semana Santa se despide de Sevilla con la procesión de la Resurrección, que sale a las 08.30 horas desde la iglesia de Santa Marina, con el Señor de la Resurrección y la Virgen de la Aurora

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