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TORRE DEL ORO, VÍGIA DEL GUADALQUIVIR PARA LA DEFENSA DE SEVILLA

“Arenal de Sevilla / Torre del Oro. / Azulejo a la orilla / del río moro”. Estos versos del poeta Gerardo Diego nos acercan al emblemático edificio que vamos a visitar en nuestro paseo de hoy por la capital de Andalucía, donde nos hospedaremos en unos modernos apartamentos céntricos, la conocida con el nombre de Torre del Oro. Una torre de 36 metros de altura

Asomada desde hace siglos a las tranquilas aguas del río Guadalquivir, al que parece custodiar en el camino hacia su desembocadura en el océano Atlántico por la gaditana ciudad de Sanlúcar de Barrameda, cuenta la leyenda que fue refugio de las amantes del rey Pedro I el Cruel, la más célebre de todas ellas, doña Aldonza, hermana de doña María Coronel, verdadera obsesión del monarca y quien acabaría echándose aceite hirviendo sobre el rostro para evitar el acoso, que se había traducido en varios intentos de secuestro.

Su nombre se asoció al principio a la idea de que su fachada exterior estaba recubierta de unos azulejos dorados, pero unos estudios posteriores, llevados a cabo en 2005 durante unas obras de restauración, determinaron que todo se debía a la presencia en sus paredes de una mezcla de mortero de cal y paja prensada que, al reflejar el sol, producían esos destellos dorados que acabaron dando nombre a una torre que debió formar parte del sistema defensivo de la Isbiliya almohade. Incluso se llegó a contar que ese brillo procedía de los tesoros de oro y plata que el rey Pedro I guardaba allí.

Cerraba el paso al Arenal, donde en aquellos tiempos se hallaba el puerto, como parte de una muralla que la unía con su torre hermana, la Torre de la Plata, aún visible, junto a parte de la muralla mencionada, en la calle Santander. La fortificación pasaba también por la Torre de Abd el Aziz, que puede contemplarse en la esquina que en la actualidad conforman la avenida de la Constitución y la calle Santo Tomás, muy cerca de nuestro apartamento con todos los servicios en Sevilla, hasta conectar directamente con el Alcázar.

Además, servía como protección en el objetivo de que naves enemigas pudieran atacar la ciudad desde el río. Una función que dio pie a la leyenda que contaba que una gruesa cadena cruzaba desde la base de la torre hasta la otra orilla del río para cortar el paso a los barcos que llegaban con intenciones guerreras. La cadena existió, pero sin que ese fuera su cometido. La cadena realmente servía para unir varias naves, lo que permitía establecer un paso desde Sevilla, donde contamos con unos apartamentos turísticos para toda la familia, hasta Triana.

A simple vista es fácil identificar los tres cuerpos que forman este edificio tan emblemático de Sevilla, ciudad ideal para disfrutar de unos apartamentos turísticos de cuatro estrellas, declarado monumento-artístico en 1931. El primero, de doce lados, fue mandado construir en 1220 por el gobernador almohade de la ciudad, Abù l-Ulà, con el objetivo de convertirse en un bastión defensivo frente a las tropas cristianas que amenazaban desde el norte y las tribus musulmanas que llegaban desde el sur. Finalmente, en 1248, las tropas del rey Fernando III de Castilla se apoderarían de la ciudad. Su interior está dividido en tres plantas que se comunican a través de una hexagonal y un sótano que fue rellenado con cimentación en 1760.

Así se mantuvo hasta el siglo XIV, cuando el ya mencionado rey Pedro I, quien se encuentra enterrado en la catedral, mandó levantar un segundo cuerpo. El tercero y último, de forma cilíndrica y rematado con una cúpula cubierta con azulejos de color dorado, fue mandado construir en 1760 por el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht, a quien también se le encargaría el proyecto y construcción de la Real Fábrica de Tabacos, actual sede de la Universidad de Sevilla. Unas obras, las de la Torre del Oro, que formaron parte de su restauración, una vez que resultará muy dañada por el terremoto de Lisboa de 1755. Antes, el marqués de Monte-Real había propuesto su demolición, pero la decidida oposición de los vecinos de Sevilla, cuyas protestas llegaron incluso hasta el rey, lo evitó.

Después de haber sido a lo largo de la historia, y tras perder su función defensiva, prisión para miembros de la nobleza, almacén de pólvora y oficias de la Capitanía de Puerto y Comandancia Naval, en la actualidad alberga un Museo Marítimo. Cuenta con dos plantas visitables y una terraza panorámica. La primera cuenta la historia de la torre desde su construcción hasta el momento que el traslado de la casa de Contratación de Sevilla a Cádiz pone fin a la Carrera de Indias. También pueden verse en ella el modelo del ‘Real Fernando’, primer barco de vapor construido en España.

En la primera planta encontramos una exposición que se inicia en los primeros tiempos de la Armada, con referencias a las marinas de Castilla y Aragón, y llega hasta nuestros días, pasando por las etapas del descubrimiento, el poderío naval español, la crisis y la Marina Científica. Entre los elementos que pueden verse hay cartas náuticas e instrumentos de navegación de diferentes épocas. Finalmente, desde la terraza panorámica se contemplan unas vistas maravillosas de Sevilla, donde disfrutaremos de unos apartamentos turísticos en el casco histórico, y su río.

Abierto de lunes a viernes de 09:30 a 19:00 horas y los sábados y domingos de 10:30 a 19:00 horas, cierra los festivos locales y nacionales que no sean domingo. Se solicita una aportación voluntaria de 3 euros que serán destinados al mantenimiento de un museo que se inauguró en 1944.

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