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UN PASEO POR LA SEVILLA DE LA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO (III)

Finalizamos nuestro viaje por aquellos lugares de Sevilla relacionados con la gran hazaña marítima que fue la I Vuelta al Mundo capitaneada con Magallanes y Elcano visitando el que está considerado como el triángulo patrimonial, histórico y monumental más importante de la capital de Andalucía. Un eje conformado por la catedral, antigua mezquita mayor de la ciudad musulmana, hecho que nos recuerda su bellísima Giralda; el Archivo de Indias, donde se guardan los más importantes documentos relacionados con el descubrimiento de las Indias; y el Real Alcázar, alojamiento durante siglos de los monarcas españoles cuando visitaban esta ciudad. Muy cerca de aquí está nuestro apartamento turístico de calidad para toda la familia.

A principios del siglo XVI, cuando se prepara la expedición comandada por Magallanes, Sevilla, donde nos alojaremos en un apartamento turístico de lujo en el casco histórico, es la mayor ciudad de la Corona de Castilla. Y es que, además de contar con un vasto recinto amurallado, una mezquita transformada en catedral, iglesias, conventos, palacios y edificios nobiliarios posee una situación privilegiada como puerto fluvial unido con el océano Atlántico a través de su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda.

En esa época es una urbe muy cosmopolita y con un enorme poderío comercial donde se dan cita gentes de toda España y de numerosas naciones extranjeras. Máxime cuando en 1503 se crea la Casa de la Contratación, que visitaremos más adelante, para regular el tráfico de mercancías y metales preciosos entre la América descubierta por Cristóbal Colón y la España del emperador Carlos V.

Durante tres años y 14 días, la expedición llegó a navegar casi 70.000 kilómetros atravesando tres océanos y bordeando otros tantos continentes. Primero cruzaron el Atlántico y llegaron hasta el entonces desconocido estrecho de Magallanes, por el que cruzaron hasta el océano Pacífico, siendo la primera expedición en la historia que lo recorrió en toda su extensión hasta alcanzar las islas Filipinas y las Molucas (Indonesia). El regreso a casa, bajo las órdenes de Juan Sebastián Elcano tras la muerte de Magallanes en Filipinas, se produjo, en una travesía que duró 86 días sin escalas, por la ruta de los ‘cuarenta rugientes’ hasta alcanzar las costas de África. Tras bordear el cabo de Buena Esperanza, el único barco que aguantó todo el viaje navegó rumbo al norte hasta alcanzar Sanlúcar y, algo más tarde, Sevilla.

Una de las zonas más populares de aquella Sevilla del siglo XVI, donde empieza nuestro paseo de esta semana, era el barrio de Santa Cruz, judería de la ciudad. Se halla muy cerca de la catedral, de nuestro apartamento turístico en Sevilla y de lo que entonces eran los centros de poder y mercantiles, donde proliferaban las casas señoriales y se asentaban las numerosas comunidades extranjeras que hacían de la urbe un centro cosmopolita y cambiante.

En la pequeña capilla de Santa María de Jesús, en la plaza donde en aquellos tiempos estaba la Puerta de Jerez de la muralla, hoy convertida en plaza y uno de los ejes de la vida social de la capital de Andalucía, tuvo su morada Magallanes; y en la antigua Borceguinería, en la actualidad calle de Mateos Gago, estaban la mansión y las extensas propiedades de Jorge de Portugal, alcaide de los Alcázares y representante más destacado de los ilustres linajes portugueses, benefactores de Magallanes, afincados en Sevilla desde el siglo XV.

En esta parte del centro histórico, a solo unos minutos a pie desde nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla, está la plaza de San Francisco, donde hoy podemos contemplar la fachada más hermosa del Ayuntamiento, el principal espacio público en el interior de la ciudad y donde se hallaban los edificios del convento de San Francisco, quien acabó dándole nombre y donde pidió ser enterrado Magallanes, y la Cárcel Real, edificios hoy desaparecidos. Otro espacio de enorme bullicio eran las gradas de la catedral, jalonadas por las columnas con cadenas de delimitaban el dominio eclesiástico, que cada día se convertían en la lonja abierta de comerciantes y banqueros, de la venta de esclavos y del intercambio de todo tipo de bienes.

La relación de la catedral con la I Vuelta al Mundo tiene mucho que ver con la figura de Sancho de Matienzo, uno de los más influyentes canónigos del templo, que, a su vez, era también tesorero de la Casa de la Contratación, jugando un importante papel en el apresto de la flota de esta expedición. Pese a tener algunas fuertes controversias con Magallanes, este acabó nombrándolo albacea de su testamento.

El Archivo de Indias, construido entre la catedral y el Alcázar desde finales del siglo XVI como Lonja de los Mercaderes, es hoy en día memoria indiscutible del descubrimiento del Nuevo Mundo. Además, entre sus archivos, se conserva un auténtico tesoro documental de la I Vuelta al Mundo con testimonios (en forma de cédulas, cartas, libros de cuentas…) que nos han permitido conocer todas sus vicisitudes. Una de las más valiosas es la carta que Elcano dirigió al emperador Carlos V al llegar a Sanlúcar en 1522: “…que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente”.

Finalmente, el Real Alcázar, un magnífico recinto amurallado con maravillosas estancias e increíbles jardines, sede del poder y residencia frecuente de los Reyes Católicos hasta principios del siglo XVI. En 1526 fue el escenario de la boda entre Carlos V e Isabel de Portugal. La relación de este espacio con el viaje de Magallanes tiene que ver con dos personas de origen portugués que trabajaron con denuedo para impulsar el proyecto: Jorge de Portugal, alcaide del Alcázar y de las Atarazanas; y Diego Barbosa, hidalgo con experiencia en la India y hombre de confianza de Magallanes en Sevilla.

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