Solo los más intrépidos se atreven a desafiar al calor en Sevilla durante los meses de verano. La ciudad alcanza temperaturas bastante altas durante las horas centrales del día, con lo que en ese tiempo es mejor permanecer en el refugio de frescor que supone nuestro apartamento turístico en el centro de Sevilla. Y aprovechar para conocer la ciudad durante la noche.
Una vez que el sol empieza a despedirse de la ciudad es hora de abandonar nuestro alojamiento en Sevilla para pasear y tomar alguna tapa en el barrio de Santa Cruz, antigua judería de la ciudad, o para acercarnos al triángulo patrimonio de la Humanidad que forman el Alcázar, con sus bellas estancias y unos jardines que albergan especies vegetales de los cinco continentes; el Archivo de Indias, memoria viva de los territorios de ultramar en aquellos tiempos en que en España no se ponías el sol; o la catedral, templo gótico más grande del mundo que nos ofrece una perspectiva única de la Giralda con su iluminación nocturna.
También podemos, a no mucha distancia de nuestro cómodo alojamiento en Sevilla, caminar por la orilla del río Guadalquivir, a los pies de la Torre del Oro, donde hoy se ubica el Museo de la Armada Española, y contemplar en la otra margen el colorido de la calle Betis, uno de los símbolos del popular y artístico barrio de Triana.
O darnos una vuelta por uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, la Plaza de España, con sus bancos de azulejos representando a cada una de las provincias que conforman el territorio español. Un monumento, cercano a nuestro apartamento en Sevilla, diseñado por el arquitecto Aníbal González como parte de la Exposición Iberoamericana de 1929 y que parece abrazarse al Parque de María Luisa, hoy parque público y en su día jardín privado de los duques de Montpensier.
Pero quizás una de las opciones más atractivas para las noches de verano sean las visitas gratuitas que se han programado al enclave arqueológico de Itálica los viernes, sábados y domingos de agosto. Una actividad que requiere de reserva previa y que recibe el nombre de ‘Venationes en Itálica. Las cacerías de animales en el anfiteatro’. Será visitas en dos pases, uno a las 21:00h y otro a las 22:30h, con una duración aproximada de unos 50 minutos. Así podremos conocer, antes de regresar a nuestro apartamento turístico en Sevilla, los principales espacios de esta antigua ciudad romana que se remonta al año 206 a.C.
Cuna de los emperadores Trajano y Adriano, contaba con un emplazamiento privilegiado entre Hispalis (actual Sevilla) e Ilia (hoy, Alcalá del Río), muy próxima a las rutas que conectaban las zonas de explotación minera de Sevilla y Huelva, por lo que desempeñó un importante papel, tanto político y económico como militar durante el Alto Imperio Romano.
Fue fundada por el general Publio Cornelio Escipión al establecer, en el contexto de la II Guerra Púnica, un destacamento de legionarios en el Cerro de San Antonio. En la segunda mitad del siglo I a.C. la ciudad adquiere el estatuto municipal y, pasado el tiempo, durante el gobierno del emperador Adriano (117-138 d.C.), el de colonia, con lo que se equipara administrativamente a la metrópoli.
La visita nos llevará por la puerta triunfal, la arena o las galerías inferiores, atravesando también los santuarios dedicados a las diosas Némesis, Dea Caelestis y Hécate junto a las jaulas donde se encerraban los animales salvajes y exóticos hasta la celebración de las venationes. Conoceremos así mismo, en qué consistían estas cacerías y todos los detalles en torno a las mismas: su origen y cómo evolucionaron, de dónde procedían los animales y cuáles eran los más estimados por los ciudadanos de Roma. Y es que, a la mayor parte de la sociedad romana le apasionaba los juegos. Además, durante el paseo nocturno se desvelarán detalles arquitectónicos e históricos de este espacio histórico-monumental, su evolución y distintos usos, así como anécdotas en torno a algunos de los gladiadores más famosos de la antigua Hispania.
