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ÉCIJA NOS ABRE LAS PUERTAS DE SUS SUNTUOSOS E IMPONENTES PALACIOS (II)

La pasada semana decidimos que, a pesar de estar alojados en un apartamento turístico en Sevilla, íbamos a aprovechar para acercarnos a la vecina localidad de Écija y dar un paseo por sus elegantes y espectaculares palacios, construidos la mayoría de ellos entre los siglos XVIII, conocido como ‘El Siglo de Oro ecijano’, y el XIX.

No sin antes aprovechar para darnos una vuelta por la capital de Andalucía y contemplar, en un triángulo considerado Patrimonio de la Humanidad, la catedral, acompañada siempre de su inseparable Giralda; el Alcázar, con sus magníficas estancias y exuberantes jardines poblados de especies de los cinco continentes; o el Archivo de Indias, memoria viva de la colonización de América.

También aprovechamos, por la cercanía a nuestro alojamiento en Sevilla, para recorrer el barrio de Santa Cruz, que en el pasado fuera judería de la ciudad, y a acercarnos a conocer la Plaza de España, emblema de la Exposición Iberoamericana de 1929, y junto a ella el Parque de María Luisa, antiguo jardín privado de los duques de Montpensier, y hoy dedicado al disfrute de los sevillanos. Junto al río Guadalquivir tenemos la majestuoso Torre del Oro, y, en la otra orilla, el barrio marinero y artístico por excelencia, Triana.

Y, tras dejar nuestro apartamento en el centro de Sevilla, nos acercamos a Écija para descubrir, en primer lugar, el Palacio de los Palma, propiedad del Marqués de las Cuevas del Becerro y una de las mejores construcciones civiles ecijanas del siglo XVIII, que, durante gran parte del XIX y comienzos del XX formó parte de la misma unidad constructiva que el extinto convento del Espíritu Santo, perteneciente a la orden dominica. De origen mudéjar, en la actualidad se conserva del antiguo palacio buena parte de su estructura y la organización del espacio, además del tipo de decoración y los patios con galerías.

Construida en el siglo XV, la portada es de piedra con dos cuerpos y cuenta con una espadaña de gran sencillez tanto en sus elementos arquitectónicos como en su decoración. Cuando se accede al interior, nos encontramos con el apeadero, a cuya derecha hay un patio de dos plantas con arcos de medio punto y columnas de mármol, que da acceso al patio de los naranjos, con una fuente de piedra y el antiguo pozo conventual; y a la izquierda, las caballerizas. Una bonita escalera nos lleva a la planta superior, donde las estancias, con techos de artesonado mudéjar, están decoradas con rico mobiliario antiguo.

El Palacio de Justicia, conocido popularmente como ‘la Casa de las Tomasas’, una vez que perteneció a dos hermanas ecijanas a las que se conocía con ese apodo, es un edificio de impresionante belleza datado a finales de los años 20 y principios de los 30 del pasado siglo. La fachada es de estructura clásica y alterna el blanco con el ladrillo visto.

Su patio principal, cuadrangular y con doble arquería neonazarita y en torno al cual se estructuran las dependencias, cuenta con numerosas referencias a la Alhambra de Granada, como los arcos de herradura, los mosaicos con formas vegetales, las yeserías, los ventanales de vidriera y la fuente octogonal en el centro. También se recrea la ornamentación del monumento granadino en el rico artesonado de la escalera de acceso a la planta superior.

Nos acercamos ahora, pensando ya en que en breve volveremos a nuestro cómodo alojamiento en Sevilla, hasta la Casa Palacio de los Pareja, sede actual de la Biblioteca y el Archivo Histórico Municipal, que debe su nombre a unos caballeros con dicho apellido. Está considerado como un inmueble tradicional ecijano de los siglos XVII y XVIII. La fachada, datada en el segundo cuarto del siglo XVIII y rematada con el escudo de la familia, es de la más formidables del barroco ecijano y contrasta con la sobriedad y desnudez del resto del edificio. En su interior destacan la bóveda que cubre la escalera y el patio cuadrangular, conformado por doble arquería de arcos de medio punto.

La siguiente parada es el Palacio de Alcántara, que perteneció a una de las familias más importantes de la localidad y del que solo queda la portada. Está realizada en mármol y presenta detalles ondulantes que aportan al conjunto un singular estilo. En nuestros días es la sede de la Escuela Oficial de Idiomas, de la UNED y del Conservatorio de Música ‘Fray Juan Bermudo’. La fachada esta levantada en ladrillo y tapial y nos muestra una suntuosa portada labrada en piedra, cuya cornisa sustenta un balcón con baranda de forja. El interior alberga un espacioso patio rectangular con doble arcada y paredes pintadas en blanco y albero.

Aún nos quedan un inmueble antes dar por concluido nuestro recorrido por estos magníficos y suntuosos espacios de Écija y regresar a nuestro alojamiento para toda la familia en Sevilla. El Palacio de Santaella se considera que fue la primera casa solariega de los Fernández Bobadilla, pasando después a ser propiedad del Marqués que le da nombre y, más tarde, de los Condes de Puerto Hermoso. Destaca en su conjunto la portada principal de la fachada, datada en el primer tercio del siglo XVIII, contando con elementos ornamentales singulares consistentes en figuras antepuestas a las pilastra a modo de cariátides.

En un lateral de la fachada, y poseyendo todo el encanto de la época, se halla un retablo callejero decorado con pinturas murales con la advocación de la Virgen de Valvanera. Cuenta en su interior con un patio, muy característico como hemos venido viendo de las grandes mansiones ecijanas del Barroco, y con una escalera de acceso a la planta superior de gran magnificencia, que se cubre con una cúpula con yeserías profusamente policromadas. Tiene, además, magnificas puertas de madera tallada.

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