Conventodelasmarroquies

UN PASEO POR LA ‘DIVINIDAD’ DE LOS CONVENTOS DE LA CIUDAD DE ÉCIJA

Ponemos fin esta semana a nuestro viaje de turismo religioso por la localidad de Écija, visitando sus interesantes conventos. Y es que esta localidad andaluza, conocida también como la Ciudad de las Torres, por su incomparable skyline, la Ciudad del Sol o la Sartén de Andalucía, por el calor que soporta durante los meses estivales, tiene mucho que ofrecernos. Ya hemos visitado sus magníficas iglesias, algunas de cuyas torres forman parte de ese paisaje tan característico de este lugar que se haya a no mucha distancia de nuestro alojamiento turístico en Sevilla.

Esta ciudad es la que hemos elegido como campamento base alojados en un apartamento turístico en el centro de Sevilla, aprovechando esa privilegiada ubicación para darnos una vuelta por el barrio de Santa Cruz y por Triana, recorrer el espacio declarado Patrimonio de la Humanidad que forman la catedral, acompañada siempre de su inseparable Giralda, el Alcázar y el Archivo de Indias, o visitar la famosa Torre del Oro, vigía fiel del río Guadalquivir, la Plaza de España, el Parque de María Luisa o el Museo de Bellas Artes, una de las más grandes pinacotecas de España.

Iniciamos nuestro recorrido en el convento de Santa Florentina, tras desplazarnos en coche desde nuestro alojamiento para toda la familia en Sevilla hasta Écija. Propiedad desde su fundación en 1461 de la Orden de Religiosas Dominicas, su actual apariencia obedece a sucesivas reformas durante los siglos XVII y XVIII. Destacan el claustro principal, el patio, de planta cuadrada, de dos cuerpos y porticado, y su portada, realizada en piedra blanca de Estepa. Aunque pueda sonar a pecado, no podemos marcharnos sin probar los famosos y deliciosos ‘bizcochos marroquíes’ que elaboran las monjas siguiendo una receta del siglo XVIII:

Damos el salto ahora, sabiendo que a la vuelta nos espera la comodidad de nuestro alojamiento en Sevilla, al convento de la Merced. Fue levantado, pasando el puente que cruza el río Genil, en 1509 con licencia otorgada por la entonces reina de Castilla, Juana I, más conocida como Juana la Loca. La inundación provocada por el río en 1543 hizo que se trasladara a su actual ubicación, en la calle Merced. Se conservan prácticamente todas las estancias tanto del convento como de la iglesia. La espadaña fue construida sobre 1630, aprovechando los materiales del derribo del torreón almohade de la cercana puerta de Estepa.

Le llega ahora el turno al convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción, conocido popularmente como ‘Las Marroquíes’, una vez que su fundadora em 1599 se apellidaba Marroquí. La iglesia es de una sola nave y destaca su artesonado y las yeserías barrocas del conjunto. Su espadaña cuenta con abundante decoración de ladrillo tallado y azulejos. El convento de la Visitación de Santa Isabel cuenta con una interesante portada de mármol blanco con incrustaciones de mármol negro inaugurada en 1775. Destacan el claustro, con fuente octogonal en el centro, y el artesonado de lacería mudéjar del siglo XVI en la iglesia. Su espadaña, decorada con ladrillo tallado y azulejería, pasa casi desapercibida por la estrechez de la calle donde se encuentra.

La siguiente parada, mientras ya vislumbramos en el horizonte la comodidad de nuestro alojamiento céntrico en Sevilla, es el convento de la Divina Pastora. Fueron los Padres Capuchinos sus habitantes desde 1655 hasta su exclaustración, y desde 1924 pertenece a las Hermanas de la Cruz. La iglesia tiene planta de cruz latina y una sola nave. Nos dirigimos ahora al convento de San José, más conocido por Las Teresas. Se trata de la adaptación a convento e iglesia del que fuera Palacio de los Condes de la Palma, alquilado en 1641 y más tarde comprado por las Carmelitas Descalzas a la marquesa de Almenara. En su interior se conservan un buen número de elementos del antiguo palacio mudéjar. La portada se construyó en el siglo XV por orden del primer conde de Feria.

Nos despedimos antes de regresar a nuestro apartamento turístico en el casco histórico de Sevilla, a un paso de la catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, adentrándonos en el Real Monasterio de Santa Inés del Valle, espacio que, desde sus orígenes, pertenece a la comunidad de Clarisas Franciscanas. En su interior se alojó la reina Isabel la Católica mientras recaudaba fondos para la guerra de Granada. Consta de una sola nave y una portada realizada en piedra de Estepa. En la zona que ocupó otra portada, hoy en día cegada, hay una hornacina que venera la aparición de la Virgen a los pastorcillos en Fátima.

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